Latinoamérica está llena de empresarios a los que les gusta hablar mal del socialismo, pero en la práctica, apoyan intervenciones gubernamentales que mueven la agenda socialista hacia delante.
Es imperativo que el empresario despierte ya y le ponga un alto a su enfermiza dependencia de la intervención del Estado, y acepte que la libertad de emprender es el medio principal de defensa de los pequeños contra los grandes y de los débiles contra los fuertes.