Si el Ministerio de Hacienda pagara lo que corresponde a los 153 destinos específicos creados por ley, entregaría el 95% de la recaudación por impuestos del 2018. En 1991 era sólo un 35% de la recaudación tributaria.
Entre los destinos específicos de mayor peso están el 8% del PIB para la “educación” (eufemismo para adoctrinamiento) que incorpora a las universidades estatales, así como el 6% del PIB que se traslada al Poder Judicial. Estos dos rubros equivalen al 73.8% del total de destinos específicos del presupuesto gubernamental.
Es necesario poner fin a este desorden del gasto público antes de este caos acabe con nosotros.