El capitalismo: ¿moral o inmoral?

Sergio VillaltaSergio Villalta

Por Sergio Villata

I. ¿Qué se debe entender por capitalismo?

La palabra capitalismo tiene dos significados: se puede entender como un modo de intercambio voluntario. Como tal tiene miles de años y surgió de manera espontánea. Nace en la prehistoria y es anterior al Estado mismo.

Pero también el capitalismo se puede entender como un sistema de valores morales que permite la creación de riqueza. Si lo entendemos de esta manera el capitalismo nace hace poco menos de 300 años.

La palabra capitalismo pocas veces se usa de manera neutral. La mayoría de las veces se usa de manera despectiva por sus enemigos.

Por ejemplo: algunas veces la palabra se usa para describir no al capitalismo laissez faire, sino al “capitalismo de compinches” o “capitalismo de amigotes”.

Es decir, un sistema en el cual se puede llegar a tener mucha riqueza siempre que el sujeto sea amigo, pariente o compre la voluntad de un gobernante, para obtener el favor y la protección del Gobierno.

De esta manera se aseguran mercados cautivos, la eliminación de la competencia, un subsidio o rentas, todo a costa del pagador de impuestos y de los consumidores.

Por lo tanto, no debemos confundir al capitalismo con otros sistemas que en nada se relacionan con este. Por ejemplo: el capitalismo no es imperialismo. Aunque muchas naciones que se llaman a si mismas “capitalistas” hayan sido imperios.

El capitalismo tampoco es consumismo. Porque la base para la formación de capital es el ahorro, no es el consumo desenfrenado. Tampoco debemos confundir al capitalismo con el colonialismo. Aunque muchos gobiernos de naciones “capitalistas” hayan colonizado a otros pueblos o países.

El capitalismo tampoco se debe confundir con militarismo. Aunque muchas de las llamadas naciones “capitalistas” tengan inmensos ejércitos o fuerzas navales.

Ni mucho menos debemos confundir al capitalismo con la explotación del hombre o la guerra, porque el capitalismo no se fundamenta en el uso de la fuerza bruta.

II. ¿Existe la explotación capitalista?

La libertad es la ausencia de la fuerza o la ausencia de la amenaza del uso de la fuerza. Entonces se es libre porque se está libre de la coacción de otros. En ausencia de la fuerza de otros se está en paz. Por lo tanto, donde existe libertad existe también paz.

En el capitalismo – no en el corporativismo o en el mercantilismo -, sino en el capitalismo laissez faire se es libre de hacer lo que se desea – mientras no se inicie el uso de la fuerza contra otro.

En el capitalismo yo no puedo obligar a otro a que me entregue su riqueza por la fuerza. Por lo tanto, si se prohíbe el uso de la fuerza, la única manera para aumentar la riqueza es a través del uso de la razón.

Es a través de la persuasión que se debe descubrir una manera para ofrecerle a las personas lo que necesitan. Y solo persuadiendo se puede – a cambio de algo -, entregarle a los demás lo que desean y – por ende -, crear riqueza.

Podemos deducir que en el capitalismo todo intercambio entre individuos debe ser realizado entregando un valor por otro valor. George Reisman lo explica desde el punto de vista de la ciencia económica:

“Donde los consumidores gasten más, las ganancias se elevan y donde gasten menos, las ganancias decaen. En respuesta a las ganancias elevadas, la inversión y producción se incrementan y en respuesta a las ganancias reducidas, disminuyen”

Si en el capitalismo está ausente la coacción o la amenaza de la fuerza -, entonces el patrón voluntario de consumo de los trabajadores determina los patrones de inversión y producción. Y el fundamento de todo es la libertad misma, es decir, la ausencia de coacción.

Solo mediante un sistema pacífico y voluntario se puede aumentar la riqueza de todos -, mediante intercambios de “valor por valor”; entonces fácil es ver que la naturaleza misma del capitalismo dista mucho de ser un sistema que explote al hombre. Por esta razón hablar de capitalismo equivale a hablar de libertad y de paz.

III. ¿El capitalismo crea riqueza para todos?

Al contrario de lo que muchos todavía de manera errónea piensan el capitalismo no es un juego de suma cero. En donde una ganancia por aquí, significa una pérdida por allá.

Si algo ha demostrado la historia es la falsedad del “Dogma Montaigne”. Este filósofo del Renacimiento sostenía que la riqueza era consecuencia de la pobreza.

Que por cada rico que existía, un pobre había sido despojado de su riqueza. Para Lord Montaigne la pobreza de los pobres se debía a la riqueza de los ricos.

Pero como bien lo dijo Reisman:

«En el Capitalismo (…) la ganancia de un hombre no representa la pérdida para otro, proviene de un incremento en la producción»

¿Cómo se demuestra esto? Basta con darse cuenta que cada vez se trabaja menos para tener un nivel de vida mejor.

Por ejemplo: en 1950 se necesitaban 30 minutos de trabajo para comprar una hamburguesa en McDonald´s. Hoy en día se necesitan solo tres minutos de trabajo para comprar la misma hamburguesa. (Fuente: Matt Ridley, “El Optimista Racional”)

En el año 1900 se trabajaban casi tres mil horas al año en promedio. Hoy en día la media planetaria no supera las 1600 horas al año. (Fuente: Huberman y Minns, The Times They Are Not Changing)

¿Qué significa esto? Que trabajamos menos horas para comprar las mismas cosas. Por lo tanto, tenemos más riqueza disponible para adquirir otros bienes.

Significa que nuestra capacidad de crear más riqueza con menos horas trabajadas ha aumentado. Es decir, somos más productivos.

En consecuencia: todos somos más ricos. Porque podemos consumir más y mejores cosas con un menor esfuerzo. Y esto no son teorías o abstracciones de un salón de clase. Es lo que hemos estado viviendo en los últimos 300 años.

IV. ¿El capitalismo disminuye la pobreza?

Seamos claros: la pobreza es la condición normal del ser humano. La especie humana nace en los árboles o estepas y buscó después refugio en las cavernas. La humanidad proviene de la más absoluta pobreza.

Cuando vagábamos por las praderas y bosques recolectando frutas, vegetales silvestres y cazando insectos vivíamos con un nivel de pobreza del 100%. Esta es la condición natural del hombre.

La pobreza es el medio en el cual nació la especie. Y en todas las culturas o razas su prehistoria se remonta a esta condición original: la pobreza total.

De esto podemos deducir, como muy bien lo ha dicho John Palmer, que:

“la riqueza tiene causas, la pobreza no; la pobreza es el resultado de la falta de producción de riqueza, mientras que la riqueza no es el resultado de la no generación de pobreza”

Si la pobreza en si misma no tiene más que una causa: la de ser la condición original de la especie humana, todo aquello que disminuya la pobreza sí tiene una causa diferente de esa condición original.

Más claro: la riqueza se puede producir. Y no producir riqueza da como resultado siempre volver a la condición anterior. Es decir, volver a la pobreza.

Leonard Peikoff lo explica de mejor manera:

“En comparación con los siglos de hambre pre-capitalista, las condiciones de vida de los pobres en los primeros años del capitalismo fueron la primera oportunidad que tuvieron para sobrevivir. Como prueba: el enorme crecimiento de la población europea durante el siglo XIX, un crecimiento de más del 300%, comparado con el crecimiento anterior de algo así como un 3% por siglo”

El capitalismo no creó la pobreza. Ya existía antes. Aunque esto parezca obvio, es necesario subrayarlo. Lo que sí ha hecho el capitalismo es disminuir la pobreza.

En esto tampoco existe discusión alguna y no se trata de una teoría de cafetín. El viejo slogan de “los pobres se hacen más pobres y los ricos más ricos” hace rato dejó de ser verdad.

Lo cierto es que “el número de personas viviendo con menos de $1.25 al día se ha reducido de un 50% en 1981 a menos del 21% en el 2010” (Fuente: Banco Mundial, press release, 04/17/13)

Deirdre McCloskey nos cuenta que:

“Por ejemplo, en Gran Bretaña y otros países que experimentaron el crecimiento económico en tiempos modernos, el ingreso real per cápita actual supera por lo menos dieciséis veces al del período de 1700 o 1800″

Nunca en la historia de la humanidad ningún sistema había creado niveles tan impresionantes de riqueza para todos y en tan corto tiempo.

V. ¿Nos beneficiamos todos con el capitalismo?

Generalmente se piensa que solo los “capitalistas” sacan provecho de la libertad de mercado. Que solo los dueños de los medios de producción disfrutan de la prosperidad. Esto es una grave equivocación.

Por ejemplo: tomemos el caso de la empresa Nissan-Renault. Tal vez la automotriz más grande del mundo. Esta compañía invierte capital – el cual se genera de las utilidades que obtiene -, para producir motores y camiones.

Con los motores podemos tener tractores para sembrar la tierra. Y con los camiones podemos transportar los alimentos que sembramos. Sin tractores habría que arar la tierra con bueyes. Y sin camiones habría que transportar los alimentos con caballos.

Otro ejemplo: el caso de la Exxon. Puede ser tal vez la compañía petrolera más grande del mundo. También invierte su capital – el cual también se genera de las utilidades que obtiene -, en pozos petroleros y oleoductos para producir combustibles. Y sin combustibles el tractor o el camión no podrían funcionar.

Entonces: aún sin ser accionistas de ninguna de esas empresas, todos nos beneficiamos de la acumulación y creación de capital. Especialmente el más pobre, porque disfruta de una oferta más abundante de alimentos y a menores precios.

La propiedad privada de los medios de producción opera en beneficio de todos. Especialmente de los que no son propietarios de esos medios de producción.

Incluso se benefician los que más reniegan del capitalismo. Es bien conocida la cita de Ludwig von Mises cuando nos dice que:

“Todo el mundo sin importar lo fanáticos que sean a la hora de difamar y luchar contra el capitalismo, implícitamente lo homenajea al demandar sus productos”

VI. ¿Crea desigualdad el capitalismo?

Seamos honestos: para acabar con la desigualdad solo existen dos opciones:

A. Que todos tengamos el mayor nivel de riqueza.

B. O que todos vivamos con el mismo grado de pobreza.

Si todos pudiésemos vivir en un mundo donde todos fuésemos extremadamente ricos no existiría la desigualdad. Desde luego esto es imposible porque los recursos por definición son escasos.

Además, es imposible porque las personas tienen diferentes capacidades y habilidades personales. De igual manera que sería absurdo pensar que todos podemos ser campeones mundiales de ajedrez o campeones mundiales de boxeo.

En cambio, que todos seamos igualmente pobres si es posible. Como dije antes, existió una época en la cual el nivel de pobreza era del 100%.

Todavía en el mundo pre-capitalista – no de hace miles de años, sino de tan solo unos siglos atrás -, la pobreza era la condición común del 95% de los habitantes del planeta.

En un mundo donde todos sean igualmente pobres existiría muy poca desigualdad. En una sociedad libre es de esperar que exista la desigualdad. Porque las personas pueden desarrollar sus capacidades al máximo.

Entonces existirán siempre los más creativos, los más inteligentes, los más disciplinados y los más esforzados. Ellos – en el capitalismo -, tendrán la oportunidad de destacar, de llegar más lejos – y por ende -, de crear más riqueza si así lo deciden.

Por ejemplo: tomemos el caso de Jeff Bezos fundador de Amazon. Su fortuna se calcula en $72 mil millones. ¿Produce esto desigualdad? Sí. ¿Es injusto? No, porque en el capitalismo se intercambia a “valor por valor”.

Si a Jeff Bezos los usuarios de Amazon le han entregado esa fortuna voluntariamente, es porque él le ha entregado a las personas que venden y compran en Amazon igual cantidad de riqueza.

En cambio, en una sociedad anti-capitalista debido a su baja producción de riqueza – y a la ausencia de libertad – es de es esperar que la desigualdad sea inexistente o muy baja.

Por ejemplo: en Corea del Norte o en el Congo es de esperar que la desigualdad sea casi inexistente porque todos son igualmente pobres.

VII. ¿El capitalismo preserva los valores morales?

Todo aquello que promueve la vida y el bienestar de las personas es un valor moral. Por ejemplo: la honestidad, la libertad, la propiedad, el comercio, la innovación, etcétera.

Todo aquello que no promueva la vida y el bienestar de las personas es inmoral. El robo, la mentira, el asesinato, la estafa, la esclavitud, la servidumbre, son inmorales. Son antivalores.

El capitalismo lejos de ser un sistema sin valores como sus enemigos lo presentan a menudo, es un sistema compuesto por fuertes valores morales.

Por ejemplo: en el capitalismo se censura el robo y el engaño. Y en el capitalismo es imposible funcionar con base en esclavos o siervos.

También el respeto a la propiedad ajena y la creación de riqueza son valores morales que se alientan y sustentan en el capitalismo.

Miremos otro ejemplo: ¿qué se necesita para que exista capital? Lo primero es que exista el ahorro.

¿Y qué es el ahorro? Son los bienes que no se consumen hoy, para poder ser consumidos después. El ahorro requiere sacrificar consumo presente por consumo futuro.

Pero entonces: ¿qué se requiere para que haya ahorro? Se requiere la existencia de la propiedad privada. Porque nadie va a ahorrar para los demás, sin poder decidir cómo se gastará ese ahorro. De lo contrario, ¿para qué hacerlo?

¿Y qué se necesita para que exista la propiedad privada? Se necesita un conjunto de valores morales.

Se necesita – por ejemplo -, prohibir el uso de la fuerza o la amenaza del uso de la fuerza contra otros. ¿Cómo podría existir la propiedad privada si los individuos tuviesen el derecho de arrebatarle la propiedad a otros por la fuerza?

Podemos observar que para la existencia y la formación de capital, es necesario que exista una base moral. Esto permita la existencia de la propiedad privada, la cual permite el ahorro y con este se logra finalmente la formación de capital.

La dignificación de la persona es otro valor moral del capitalismo. Se humaniza la creación de valor. En cambio, en otros sistemas la creación de valor se lleva a cabo por medio de esclavos o siervos.

Por ejemplo: en el capitalismo se puede crear riqueza ya sea como un carpintero o se puede crear valor como un cirujano que hace trasplantes de corazón.

Pero un dólar de valor agregado como carpintero vale lo mismo que un dólar de valor creado como cirujano. Y ambos se dignifican como creadores de riqueza.

Porque ambos tienen el derecho a disfrutar de lo que su mente produce. Así el capitalismo alienta la creación de valor, no la destrucción irracional de lo ya creado.

La cooperación es otro valor moral del capitalismo. Se compite para cooperar mejor. El fin último de la competencia no es la destrucción por si misma de los demás.

Es la satisfacción de las necesidades de otros por el interés propio. Porque es la única manera en la cual se puede crear riqueza.

La independencia es otro valor moral que se alienta y sustenta en el capitalismo. La independencia enuncia que cada uno debe cuidar de si mismo.

Que nadie debe sufrir – a la fuerza -, la carga de cuidar de otro. Es decirse a uno mismo: “si no guardo una parte de lo que he cosechado en verano, para comer en invierno, tendré que depender de otros para comer”.

Por eso la independencia fomenta el cálculo, la prevención, el ahorro y el cuidar de lo que uno mismo ha producido. Si una persona tiene la capacidad para sustentarse a si misma, tiene entonces la obligación de hacerlo. Si decide no hacerlo está actuado de manera inmoral. Porque ha escogido depender de otros.

Pero: ¿y los desvalidos? ¿Qué pasa con los que no pueden ser independientes porque físicamente les es imposible mantenerse a si mismos?

El capitalismo se sustenta en la libertad para que las personas puedan ayudar a los demás. Como millones de personas en el mundo ya lo hacen a través de la caridad, si así lo deseen.

¿Y qué pasa con los que no quieran ayudar a los demás? Obligarlos sería cometer una agresión contra otros que no han agredido a nadie. Sería actuar bajo la idea que el fin justifica los medios. Sería actuar de manera inmoral. Porque el robo no deja de ser robo, aunque el botín se utilice para ayudar a otros.

El uso de la razón es otro valor moral que se alienta en el capitalismo. Es solo a través del uso de la razón que se pueden construir casas, fabricar aviones o descubrir nuevos medicamentos.

Solo a través del uso de razón se puede abrir un restaurante o fundar un banco. Solo a través de la razón se pueden describir los principios de la economía, de la política o de la astronomía. Y solo a través de la razón se puede vivir en libertad.

La frugalidad también es un valor moral del capitalismo. Se requiere de un autocontrol que los animales salvajes carecen. Las bestias del bosque no reprimen sus instintos – el hombre si puede hacerlo.

Para la formación de capital es necesario reprimir los instintos con el objeto de alcanzar un bien mayor en el futuro. Es necesario domesticar los caprichos.

La frugalidad entendida como la manera ordenada y racional de vivir modestamente hoy para aumentar el bienestar futuro es necesaria para la formación de capital.

Entonces queda muy claro que sin el capitalismo millones de personas todavía vivirían en la pobreza más absoluta. Y también es cierto que sin el capitalismo no existirían la mayoría de las cosas que nos permiten vivir una vida más provechosa y próspera hoy en día.

Sin embargo, el mayor valor moral del capitalismo no radica en la creación de riqueza. El más relevante de todos es la libertad misma.

Craig Biddle lo explica más claro:

“Cada individuo es un fin en sí mismo, no un medio para los fines de otros; por lo tanto, él tiene un derecho moral a actuar según su propio criterio, a vivir para sí mismo, y a perseguir su propia felicidad; sin sacrificarse a otros y sin sacrificar a otros a él, ni ser sacrificado a otros para algún supuesto bien mayor”

Si cada ser humano es dueño de si mismo, si cada ser humano es un individuo, con su propia mente y con su propio cuerpo; ¿cómo negarle que tenga a su vida misma como su fin? ¿Cómo negarle que haga con su vida lo que mejor quiera? ¿Cómo negarle que busque su propia felicidad? ¿Cómo negarle la libertad?

Por esta razón en el capitalismo el colectivo nunca tiene intereses distintos a los del individuo. No existe el colectivismo. Por lo tanto el interés del colectivo nunca está por encima del interés individual.

De nuevo Biddle:

“Así como un roble debe absorber luz solar y agua para vivir la vida de un roble, y así como un búho debe limpiar sus plumas y cazar para poder vivir la vida de un búho, así también una persona debe actuar de acuerdo a su criterio, y perseguir los valores que enriquezcan su vida, para poder vivir la vida de un ser humano. Y, para que un persona pueda hacerlo, debe tener la libertad de poder hacerlo.

Sólo el capitalismo permite y alienta que las personas vivan como seres humanos. Porque la condición básica para la vida humana es la libertad. Y solo el capitalismo es el único sistema que se fundamenta en la libertad. El socialismo la niega.